El otro...
Bruno Marcos
Me paré en un semáforo y le vi al otro lado de la calle, el p.t. Él me confunde con otro que se me parecía, alto, pelo castaño... El otro tuvo un accidente de coche grave con muertos. Cuando me lo cruzo, aunque casi nunca nos saludamos, yo sé que él, siempre un poco etílico, cree que soy el otro y que piensa que me ha pasado algo horrible, y yo, un poco, porque sé que él lo cree, me siento –absurdamente- como si me hubiera pasado algo horrible.
No puedo desmentirle, no puedo pararle un día y decirle que yo no soy el otro, que yo soy aquel al que le trajo el libro –sin que se lo pidiera- de las prácticas sexuales en la historia y al que recomendaba leer la página donde se narra como las romanas se metían culebras en la vagina.
Me paré en un semáforo y le vi al otro lado de la calle, el p.t. Él me confunde con otro que se me parecía, alto, pelo castaño... El otro tuvo un accidente de coche grave con muertos. Cuando me lo cruzo, aunque casi nunca nos saludamos, yo sé que él, siempre un poco etílico, cree que soy el otro y que piensa que me ha pasado algo horrible, y yo, un poco, porque sé que él lo cree, me siento –absurdamente- como si me hubiera pasado algo horrible.
No puedo desmentirle, no puedo pararle un día y decirle que yo no soy el otro, que yo soy aquel al que le trajo el libro –sin que se lo pidiera- de las prácticas sexuales en la historia y al que recomendaba leer la página donde se narra como las romanas se metían culebras en la vagina.
2 Comments:
Siento hacerte notar que ya no te pareces a "el otro" dado que a medida que han pasado los años, él ha recuperado una frondosa cabellera y un aire de eterno adolescente, que vos, querido autor-artista, ya dejaste atras. Solo algún ser que vive en un pasado inmovil, como el que provocó tu reflexión, no observará que el tiempo pasa,...salvo para "el otro".
Ya lo dijo Borges yo soy el OTRO
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